La NBA buscará desde esta noche a su nuevo rey. Puede vivir en Miami o en Dallas. Los Heat y los Mavericks disputarán unas finales que pueden coronar a LeBron James o a Dirk Nowitzki, dos de los mejores jugadores de la Liga que todavía no han conseguido ganar un anillo. En dos semanas, uno de ellos abandonará una nómina en la que figuran mitos que nunca se hicieron con un título: Ewing, Karl Malone, Stockton, Barkley, Wilkins, Iverson, Gervin o Baylor.
Tanto para LeBron como para Dirk será su segundo asalto al título. El primero se llevó un berrinche ante San Antonio (4-0). El segundo fracasó precisamente ante Miami en 2006. Entonces, Dallas empezó ganando 2-0 para después perder cuatro partidos de forma consecutiva a manos de Shaquille O'Neal y de un Wade que se llevaría el MVP.
Ahora, Wade tiene más compañía. La fórmula de aglutinar estrellas en un sólo equipo ha tenido éxito en South Beach. El tridente formado por LeBron, Wade y Bosh se formó el verano pasado en una aventura de incierto futuro. Superaron malos momentos, crisis que casi le cuestan el cargo al entrenador Spoelstra y a tres duros rivales como Atlanta, Boston y Chicago. Están donde soñaban y con el factor cancha a favor. En Miami están invictos en los playoffs.
Enfrente estará un Nowitzki en estado de gracia. El alemán es el alfa y el omega de los Mavericks. Promedia 28,4 puntos de media en las eliminatorias y tiene el anillo entre ceja y ceja. Con 32 años, puede estar ante una de sus últimas oportunidades.
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